sábado, 9 de abril de 2016

LA NIÑA QUE SOÑABA UNA MUÑECA.

LA NIÑA QUE SOÑABA UNA MUÑECA Era una hermosa y guapa chiquilla, que desde su niñez, se paraba a contemplar, en un escaparate de cerca de su vivienda, una hermosa y guapa muñeca, que parecía echa de porcelana. Todos los días del año, la niña se pegaba su nariz a el cristal del hermoso escaparate, y todos los días era la misma retahíla, su madre siempre la repetía lo mismo, no tenemos dinero para poderte regalarte está muñeca tan guapa y elegante. Tendrás que esperar que tú padre pueda echar horas extraordinarias, para ganar para tan lujoso capricho, así y todo la niña no cesaba en su empeño, la mayoría de los días soltaba su repetida historia, decía que feliz seria si tuviera esa muñeca de amiga, sin que su madre la pudiera satisfacer en aquel momento. Los días se fueron pasando, y la madre fue ahorrando cada día un dinero, en una hucha de barro, para poder comprar aquella muñeca tan especial, la niña seguía en sus trece, todo en la vida la daba igual, pero aquella muñeca, la tenía embelesada, su fija mirada, sus trenzas de oro, y sus labios rojos, además de sus ojos que parecían humanos, la tenían loca de admiración. Hasta que un buen día de fin de mes, el padre podía cobrar sus horas de trabajo extraordinario, y con el dinero sin dudarlo, se marcho corriendo para su casa, al llegar allí, el grito de alegría que soltó, lleno su casa de fantasía, dejando una sensación enorme de lo que podía ser aquel día, en la vida de su niña guapa, fue cómo un temblor de satisfacción, poder llegar a su casa, diciendo a su hija. “Ya llego tú gran día, te compraremos tú hermosa muñeca”, pero la decepción no tardo en llegar, la niña soltó “Que ya no quería aquella muñeca, porque una amiga suya la tenía igual y no era feliz jugando con ella”. Los padres de la niña se quedaron atónitos, el padre que se había esforzado en trabajar un montón de horas extraordinarias, para que su niña guapa, pudiera jugar con lo que más quería en aquellos tiempos de atrás, ahora sin conocer bien el motivo, le dejaba chafado, sin saber que contestar a su hija, que le había mareado con dicha muñeca. Los padres y su hija salieron a la calle, para ver si cambiaba de actitud la niña al ver el escaparate, y verla de nuevo a su muñeca, dijo con toda la tranquilidad del momento que vivía, dejando a los padres sin saber como reaccionar. “Esta muñeca es una niña mal criada y caprichosa, y yo si me hiciera su amiga seria una niña como ella, y yo no quiero que mis amigas me llamen mal criada, y soberbia. Prefiero un peón de bailarle con su calzadera, para ser amiga de mí compañero Pedro, el que dice que mejor baila el peón de toda la clase. Los padres accedieron a comprarla el peón más fuerte y robusto de aquella tienda de juguetes, y al salir de dicha tienda la niña hizo bailar su peón sobre la acera de la calle, sin esperar a que la dieran permiso sus padres, para iniciar esa nueva singladura, donde jamás sus padres habían pensado que terminarían sus exigencias juveniles. La niña se hizo mayor, aquella linda muñeca del escaparate, debió de ser vendida, aunque la niña nunca supo donde termino ni cómo sería su actual dueño, de tan preciosa muñeca, pero debió de ser para algún niño caprichoso, de belleza infantil, que seguro la miro hablándola como si fuera un ser humano, y terminaría enamorado de sus rasgos tan perfectos, y sus facciones que parecían de porcelana fina retocada, además de tener un algo especial en sus ojos de mujer encantadora. G X Cantalapiedra.

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