HUBO UN
GALLO FANFARRÓN
Hubo
un gallo Fanfarrón
en
la villa lasecana,
tan
fiera cómo un león
y
humanidad poco sana.
En
las mañanas más frías
sus
kikiriki animaron,
a
escuchar sus melodías
que
algunos las admiraron.
Aquel
gallo Fanfarrón
que
nunca fue puritano,
despertaba
la ilusión
del
labrador castellano.
Las
gallinas complacidas
por
tener un gallo bravo,
se
sentían convencidas
de
ser esclavas del gallo.
Aquel
gallo Fanfarrón
despertador
muy temprano,
nos
enseño su lección
castigando
al niño ufano.
Sus
plumas colores bellos
en
su corral bien brillaron,
y
en la garganta destellos
de
trovador abundaron.
El
Fanfarrón fue luchando
un
gallo con espolones,
que
su fama fue ganando
con
canticos de emociones.
Distinguiendo
la cebada
de
aquel trigo sin alistas,
en
la noche se quedaba
con
canticos optimistas.
El
Fanfarrón convencido
de
ser un gallo famoso,
todo
el día estaba erguido
presumiendo
muy gozoso.
Sus
garras fueron clavadas
sobre
el niño de su dueño,
y
sus fuerzas castigadas
por
demostrar tanto empeño.
G X Cantalapiedra.
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