EL CAÑON DEL RIO
LOBOS Y EL UCERO
Entre piedras
enmarcadas
con los silencios
de enero,
hacen la vista
anhelada
esos tramos del Ucero.
El Lobos marcha
tranquilo
cómo un río
placentero,
y en el Ucero perfilo
sus frases de
romancero.
Se reflejan los
castillos
sobre sus aguas
de hielo,
y el Ucero lleva
brillos
de ser río de
consuelo.
Las murallas
reflejadas
le dan coraje al
Ucero,
sus riberas van
marcadas
por los fríos de
febrero.
Al empezar la
Galiana
sin retoques ni letreros,
es bonita la
mañana
cuando miramos sus
vuelos.
Los dos ríos de
la mano
por estos campos
sorianos,
donde el ambiente
cristiano
hace estos aires
más sanos.
Silencios que quedan
rotos
entre brisas
despistadas,
formando sus
alborotos
en las tardes angustiadas.
Piedras llenas
de leyendas
en estos viejos
lugares,
recovecos con
sus sendas
que a veces
guardan cantares.
Fueron cañones
templarios
llenos de viejas
virtudes,
hombres duros
sin salarios
en sus muchas
latitudes.
G X Cantalapiedra.
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