EN
LA CIMA DE
MADRID
Entre
brisas heladoras
este
lugar es complejo,
dicen
algunas señoras
que
se ve cierto reflejo.
Es
la cima madrileña
con
fríos que traen los vientos,
ella
parece la dueña
de
lanzar nuevos alientos.
Los
sonidos quedan mudos
en
las torres altaneras,
algunos
les llaman rudos
por
dudar de sus esferas.
Las
brisas llegan corriendo
sin
entender de salidas,
en
su caminar entiendo
que
ven las horas perdidas.
Torres
que miran al cielo
sin
ver la ciudad dormida,
el
norte tiene el consuelo
de
sentirla más erguida.
Madrid
de calles marcadas
que
van dejando pasiones,
en
sus horas angustiadas
se
sueñan las soluciones.
No
pueden borrar las huellas
de
alguna cota encumbrada,
Madrid
tiene sus estrellas
que
hacen la noche encantada.
Las
sombras quedan ocultas
en
cualquier calle soñada,
dicen
que a veces se asustan
al
llegar la madrugada.
Madrid
viviendo distancia
entre
sus barrios lejanos,
su
cima sin arrogancia
disfruta
de vientos sanos.
G X Cantalapiedra.
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