martes, 5 de febrero de 2019

AQUELLAS GRANDES SEÑORAS QUE DEFENDIERON COSTUMBRES

AQUELLAS GRANDES SEÑORAS QUE DEFENDIERON COSTUMBRES Aquellos años de represión y miedo, donde salir a la calle en algunos días o momentos, era jugarse un poco el cocido o su propia libertad. Eran los años 1953, cuando en la Castilla Profunda, se vivía el día de las “Aguedas”, y empezaba el poder ser un poco la mujer directora de su propia vida, luego después de dicha fiesta con baile de salón incluido, donde se dejaban ver mujeres de cualquier clase social, aunque imperaba la clase obrera, se solía hacer convites de pastas magdalenas y limonadas, y en algunos casos chocolatada. La Seca se dejaba llevar por aquel deseo de poder ser un poco más libre en dicho día de fiesta religiosa, ya que por la mañana se celebraba una misa, en honor a la Santa Agueda. Durante el día los chavales, al salir del colegio, caminábamos al lado de aquellas señoras disfrazadas, que animaban a dicha Villa, con sus jotas castellanas y sus bailes clásicos en plena calle. Acompañadas de su música de dulzaina y clarinete con tambor. Aquel día era siempre la quedada para el día del entierro de la sardina, que aunque el cura de entonces lo prohibía desde el pulpito, la gente que le había gustado siempre el carnaval acudía, a poder enterrar la sardina en el campo, y yo como niño que entonces era, tuve la oportunidad de poderme divertir de lo lindo, viendo el lamento de aquellas mujeres en sus bromas, digamos que más o menos como nos contaron de las antiguas plañideras. Que no lloraban si no que plañían o producían voces de llanto falso, eso si la mayoría disfrazada de luto riguroso, como el de aquellos años, todas de negro, Fueron verdaderas señoras, algunas que con familia de muchos hijos, demostraron la cultura de un pueblo libre, que entonces no tenía libertad, tan solo criticas del caciquismo que entonces mandaba en la Villa. Donde la cultura de esas personas digamos mandatarios, era bastante deficiente, digamos casi nula, pero como nos dijo Quevedo, Poderoso caballero es Don Dinero. Así fueron o así son mis recuerdos de niñez, señoras con valor y coraje, que disimulando un poco su buen hacer, dejaban sobre aquellos niños y jóvenes de entonces, notas de valor ante las autoridades represivas, que tenían anulado cualquier brote de diversión no controlada. No quiero sacar nombres a este escrito, tan solo mi admiración, ya que me dejaría algunas fuera, por mi olvido, y todas ellas son dignas de recordar, yo sigo acordándome de muchas de ellas, casi la mayoría desaparecidas por sus años, aunque sé que sus hijos y nietos las seguirán recordando, fueron señoras con mucho coraje y sabiendo estar, en aquellos años duros de la incomprensión. Seguro que si existe el paraíso, lo seguirán celebrando, allí quizá sin censura ni dictadura. Y teniendo comida diaria, para sus seres queridos, que entonces algunos no pudieron comer lo que les hubiera sido necesario. Son Recuerdos que no se debieran olvidar nunca. G X Cantalapiedra. 5 - 2 – 2019.

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